Entrenamiento Básico

 

Los gatos a pesar de su carácter independiente deben ser educados y pueden aprender determinadas normas de conducta básicas que hagan posible una convivencia con sus dueños.

Educar a un gato, es por lo general más complicado que educar a un perro y no es una tarea para nada sencilla. Los perros cazan en manada y viven en una estructura social muy jerarquizada, a diferencia de ellos los gatos son cazadores solitarios y no aceptan órdenes de sus congéneres, a excepción de la relación entre madres e hijos.

Los gatos no buscan tener una buena relación con sus dueños y los que aprenden lo hacen por su propio interés. A pesar de ello, como tienen una buena capacidad de aprendizaje podemos enseñarles una serie de pautas relacionadas con la convivencia en el hogar y su propia seguridad. Todos los miembros de la familia deben conocer las reglas sobre qué se puede hacer y donde, y qué no se puede hacer y actuar todos los miembros de la misma manera. Las personas son quienes deben marcar las reglas no el gato, o nuestro felino hará siempre lo que le plazca. 

 

Reglas de la Educación.

El gato no es un animal paciente y sólo lo es si con ello obtiene algo útil, por ejemplo, para acechar una presa si con ello consigue alimento. Por eso el proceso de enseñanza nunca debe ser con castigos, con esto conseguiremos que nuestro felino desconfíe de nosotros y se muestre más agresivo. La educación del gato sólo debe manejarse con la persuasión del beneficio y el premio que puede ser afecto y/o alimentos.

Para que tengamos éxito en la educación debemos ser cariñosos, pacientes, constantes y firmes, premiar y nunca castigar. No debe usar emplearse un tono elevado de voz, ya que le puede darle miedo o sentirse agredido.

Se debe reaccionar de la misma forma y usando la misma expresión, como por ejemplo “¡No!” así su gato enseguida sabrá a qué atenerse.

Además la reacción tiene que ser inmediata, es decir se le debe reñir inmediatamente después de la acción a reprobar, si se hace después, el gato no sabrá la razón por la que está siendo regañado.

Lo único que estimula a un gato es la recompensa, por ello se le debe premiar cuando se porta bien. El premio no tiene porque ser algo comestible, puede ser un juguete que le guste, una caricia o jugar un rato con él.

El punto más importante para educar a nuestro gato es ser consecuente con las reglas que establezcamos. Las excepciones a las reglas confundirán a nuestro gato y pensará que algo que antes no podía hacer ahora siempre podrá hacerlo.